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La sindicación de los trabajadores autónomos
Una consultora en TI que trabaja por cuenta propia se encuentra en plena actividad en su oficina de Malmoe, al sur de Suecia, cuando suena el teléfono. Es un agente de un centro de atención telefónica, que lleva a cabo una campaña de telemarketing directo. Pero no es otra empresa la que pone en marcha la llamada, sino un sindicato. Svenska Industritjänstemannaförbundet (SIF), organización sueca que representa a trabajadores técnicos y administrativos, es uno más del creciente número de sindicatos que anima a los trabajadores autónomos a considerar su afiliación sindical. SIF no duda en utilizar modernas técnicas de marketing en este proceso, y parece que funcionan. El sindicato asegura que el índice de éxito de sus llamadas sin preaviso oscila entre el 5 y el 8%, lo que convierte este sistema en un modo rentable de incorporación de nuevos miembros. La historia de FNV Bondgenoten, de los Países Bajos, es similar, ya que se dirige a los trabajadores autónomos mediante técnicas de contacto directo a través del correo y el teléfono. Los encargados de las campañas utilizan listas de 15.000 microempresas que revisan cada seis meses, y esperan que, en el plazo de diez años, el 20% de los 130.000 trabajadores autónomos de su sector se habrá sindicado. Este tipo de actividad puede parecer sorprendente viniendo de un sindicato. ¿No se dedican estas organizaciones a ofrecer a los empleados mecanismos de representación colectiva en su relación con los empleadores? ¿Son capaces realmente de atender los intereses de los trabajadores autónomos, que, después de todo, constituyen en la práctica pequeños empresarios comprometidos con la gestión de sus propias empresas? Algunos sindicatos señalan que cuentan con un largo historial de afiliaciones de trabajadores verdaderamente autónomos, sobre todo en sectores como los medios de comunicación y el ocio. La Federación Internacional de Periodistas, por ejemplo, ha informado de que en torno al 23% de los miembros de sindicatos afiliados a la FIP, gestiona su propia actividad como trabajadores por cuenta propia, y que tal porcentaje se eleva al 50% en América central y del sur. Los sindicatos que representan a actores y músicos cuentan igualmente con amplias bases de afiliación de trabajadores autónomos. Por otra parte, en los últimos años, los sindicatos generalistas también han concedido prioridad a la incorporación de trabajadores autónomos. El caso de SIF en Suecia es un buen ejemplo. Debatió largo y tendido la cuestión de la afiliación de estos trabajadores en 1996 antes de convenir en admitirles entre sus filas. La necesidad de responder a la evolución del mercado de trabajo, y en particular al crecimiento del número de consultores y subcontratistas, constituyó el argumento principal a favor de la incorporación. El nuevo sistema se puso en marcha en 1998, y desde entonces, unos 2.100 trabajadores por cuenta propia se han afiliado al SIF. Otro sindicato que sigue este mismo camino es CFDT-Cadres, organización francesa de directivos y profesionales que puso en marcha su Réseau Professionnels Autonomes (Red para profesionales autónomos) en septiembre de 2002. CFDT-Cadres señala que esta iniciativa, inicialmente con carácter experimental durante tres años, se ha concebido para demostrar que los sindicatos tienen un papel que desempeñar en la representación de las personas que optan por nuevas vías de actividad laboral. Entre las profesiones a las que se dirige la Red figuran los consultores independientes, los diseñadores gráficos, los ingenieros informáticos y los periodistas autónomos; en definitiva, personal cualificado de formación adecuada que, en opinión del sindicato, se sitúa en los márgenes de la población activa empleada y cuyos derechos deben protegerse mejor. La Red (inicialmente centrada en París y su región) pretende ofrecer a sus afiliados acceso a información profesional y asistencia jurídica a cambio de sus cuotas de afiliación, y pondrá a disposición de aquéllos otros servicios como los que atañen a la seguridad social y las pensiones a un coste adicional. Crecen los servicios a escala mundial Fuera de Europa, los sindicatos comienzan igualmente a prestar atención a la cuestión de los trabajadores autónomos. Gilbert Awinongya, de ICU Ghana, señaló recientemente que un 80% de los trabajadores de su país ejercen su actividad en la economía no estructurada. "Los trabajadores por cuenta propia tienen necesidades diferentes, y nosotros intentamos determinar cuáles son. No les decimos lo que ofrece el sindicato, les preguntamos qué quieren que hagamos por ellos", aseguró a los que le escuchaban. Otros sindicatos tratan de ayudar a sus afiliados autónomos a encontrar empleo. En Australia, el sindicato profesional de ingenieros, científicos y gestores APESMA ha creado su propia agencia de empleo y contratación, denominada ETM Recruitment. APESMA cuenta ya con un porcentaje significativo de afiliados que trabajan por cuenta propia, y John Vines, director ejecutivo del sindicato, percibe esta evolución como una vía para animar a otros a afiliarse. En última instancia, afirma, cerca de la mitad de los afiliados al sindicato podrían ser trabajadores autónomos. En cualquier caso, los sindicatos que pretenden satisfacer las necesidades de los trabajadores autónomos deben asegurarse de disponer de los medios que requiere la atención de sus demandas. Casi por definición, es probable que esta exigencia obligue a pasar de la representación y la negociación colectiva a la prestación de servicios individuales, una transición que puede someter a presión las estructuras administrativas y directivas de los sindicatos. Las nuevas tecnologías también influyen en este proceso. CFDT-Cadres, por ejemplo, planea articular su labor respecto a los trabajadores autónomos en torno a un nuevo sitio web , www.professionnels-autonomes.net, concebido como un importante canal para la prestación de servicios a los afiliados. La organización sindical danesa HK utiliza el sitio web www.freelancer.dk a modo de "sindicato digital". El sitio en cuestión dispone de uan sección privada en la que se ofrecen servicios específicos de asesoramiento e información, únicamente accesibles para los afiliados de HK que abonan una cuota mensual de unos 40 dólares. La sección pública del sitio brinda a los trabajadores autónomos la posibilidad de anunciar sus servicios en una base de datos susceptible de consulta. Más de 2.000 personas han aprovechado ya esta opción. El mayor sindicato alemán, denominado ver.di, ha combinado un sitio web específico con una línea de asistencia en un centro de atención telefónica en el caso de su unidad Mediafon, puesta a disposición de sus afiliados en el sector de los medios de comunicación, incluidos los trabajadores autónomos. Dicho centro tiene la posibilidad de transferir consultas de mayor especialización, por ejemplo acerca de asuntos fiscales o jurídicos, a asesores con la cualificación apropiada. Una ventaja importante para ver.di es que Mediafon constituye una especie de sistema de alerta temprana, al advertir de la existencia de nuevos problemas e inquietudes a medida que se plantean, y al permitir al sindicato darles respuesta con rapidez. Mediafon puede ser utilizado tanto por no afiliados, como por afiliados; según señala ver.di, en torno al 15% de los primeros que emplean el servicio acaban incorporándose al sindicato. Crecen las preocupaciones legales Como indica el ejemplo de Mediafon, las cuestiones legales suelen ocupar un lugar preponderante entre los motivos de preocupación de los trabajadores autónomos. SIF afirma que puede ofrecer a sus afiliados en Suecia hasta diez horas al año de asesoramiento jurídico individual en áreas como el derecho empresarial y mercantil. FNV Bondgenoten señala por su parte que los contratos representan una importante dificultad para sus afiliados autónomos, y ayuda a éstos a procurar el cobro de facturas impagadas y vencidas. La asistencia legal en las vistas judiciales es gratuita, mientras que el asesoramiento fiscal sí se cobra. Es probable que los trabajadores autónomos tengan más necesidades en materia de seguros que los que trabajan en el marco de relaciones de empleo tradicionales, concretamente en el ámbito de la protección en caso de enfermedad, los seguros de responsabilidad civil y la cobertura de indemnizaciones profesionales a las que deba hacerse frente. APESMA es uno de los muchos sindicatos que tratan de servirse de su dimensión y su capacidad negociadora para obtener descuentas en las primas para sus afiliados. SIF, que selecciona productos entre la oferta de varios aseguradores aprobados, puede procurar que las pólizas alcancen el máximo previsto por el Estado en Suecia en caso de enfermedad. Una cuestión que deben afrontar los sindicatos que pretenden atraer a trabajadores autónomos atañe al modo de integrar a éstos en las estructuras democráticas y organizativas vigentes. En particular, la relación entre los trabajadores por cuenta propia y los empleados afiliados (cuyos intereses, probablemente, se centren mucho más en los procesos tradicionales de negociación colectiva, y que, de hecho, puede que consideren que sus propios niveles de remuneración y condiciones de empleo se ven amenazados por prácticas como la externalización) debe gestionarse con suma precaución. En los Países Bajos, FNV Bondgenoten ha optado por resolver la cuestión mediante la creación de un nuevo sindicato autónomo para los trabajadores por cuenta propia. FNV Zelfstandige Bondgenoten, creado en junio de 1999, cuenta con su propio personal y estatutos jurídicos, aunque, en la práctica, sigue colaborando estrechamente con su órgano matriz. En cualquier caso, es posible que, finalmente, el nuevo sindicato se convierta en un afiliado de pleno derecho de la federación neerlandesa de sindicatos FNV. Quizá la medida más radical (y para algunos, controvertida) haya sido la adoptada por el sindicato noruego del sector de servicios financieros Finansforbundet en 2002. El pasado verano, puso en marcha "Rom" como organización independiente sin ánimo de lucro destinada a prestar servicios de apoyo y asesoramiento respecto a cuestiones laborales a una amplia gama de trabajadores vinculados al capital humano, entre los que figuran los que dirigen su propia pequeña empresa. A diferencia de Finansforbundet, Rom no se define como sindicato, y aquéllos que suscriben la recepción de los servicios que ofrece (a un coste de unos 38 dólares al mes) pasan a ser abonados más que afiliados. Rom brinda asesoramiento legal, formación y descuentos en servicios como los productos de seguro. Ha iniciado además la constitución de una red de mentores y tutores que ejercerán su actividad en sesiones de asesoramiento personales sobre cuestiones relacionadas con la carrera profesional. El sindicato espera que Rom, que se ha diseñado para su utilización tanto por empleados como por autónomos, atraerá a trabajadores que no considerarían la incorporación a un sindicato tradicional. De hecho, hay un millón de personas que componen la población activa de Noruega y no pertenecen a ningún sindicato, y Rom se ha planteado el objetivo, relativamente modesto, de persuadir a 12.000 de éstos no afiliados para que, en 2005, se hayan suscrito al nuevo servicio. Los nuevos abonados se suscriben a través de Internet en un sitio web específico en la dirección www.rom.no, lo que garantiza la eficacia del servicio en cuanto a sus costes y su facilidad de gestión. Al tratar de atraer a los trabajadores autónomos, los sindicatos se adaptan a las transformaciones del ámbito laboral y a las nuevas relaciones contractuales existentes en el lugar de trabajo. En una economía postindustrial basada en el conocimiento, es posible que las relaciones laborales tradicionales se extiendan a nuevas áreas. Sin embargo, esta evolución puede tener otra razón: si los sindicatos no ofrecen el asesoramiento y la asistencia que, al parecer, los trabajadores necesitan cada vez más, los operadores comerciales directos podrían marcarse este sector del mercado como objetivo. Después de todo, un servicio como el que presta Rom puede ser ofrecido por cualquiera; lo que ha hecho Finansforbundet en Noruega consiste, sencillamente, en anticiparse. This article by Andrew Bibby, in a slightly different form, was first published in Trabajo, 2003
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